El beneficio comunitario es uno de los primeros términos mencionados al anunciar un nuevo proyecto público. Esto es especialmente cierto en el caso de los pabellones de deportes, prometiendo mejoras en el bienestar y la cohesión social. Al observar más de cerca, emergen dos tipologías de pabellones deportivos, con diferentes grados de participación en la vida comunitaria: por un lado, existen grandes recintos dedicados a albergar competiciones internacionales, a menudo aumentando las capacidades de miles de personas y asumiendo el papel de hitos modernos junto a los estadios. Por otro lado, hay centros de deportes multiusos a pequeña escala, comúnmente anexados a escuelas, dispersos por los barrios o presentes en áreas rurales con acceso limitado a otras comodidades públicas. A pesar de la presencia por lo general subestimada, estos lugares abrazan y amplían su rol multiusos al ofrecer oportunidades para jugar, conectarse, organizar eventos y apoyar diversas actividades comunitarias.
En muchas áreas rurales y suburbanas, estos centros son los espacios interiores más grandes disponibles públicamente. Desde competiciones deportivas y clases de educación física hasta ferias comunitarias y reuniones municipales, estos espacios muestran versatilidad, acomodando una amplia gama de actividades a diario. Con una imagen arquitectónica relativamente simple, cumplen una función social compleja y noble como un edificio público activo y representativo.
Diseñar tales lugares implica negociar entre recursos limitados, requisitos funcionales y la necesidad de crear una imagen representativa. La misma dualidad se refleja en el aspecto urbano de estos espacios: mientras que su volumen y dimensiones contrastan con el tejido urbano circundante. Su papel representativo requiere una cuidadosa integración urbana, garantizando accesibilidad para toda la comunidad.
La característica principal de estos lugares es el espacio abierto interior o semi-cerrado, a veces complementado por unas pocas filas de asientos para espectadores. Esta área versátil está dimensionada para acomodar varios deportes, pero esta flexibilidad es la característica que también le permite adaptarse fácilmente a eventos comunitarios. Alrededor de este núcleo se encuentran instalaciones de apoyo esenciales: duchas, vestuarios, baños, una pequeña recepción y un área comunal. Estas características adicionales aseguran que el centro esté bien equipado para albergar diversas actividades, proporcionando un lugar completo y accesible para el ejercicio físico y las reuniones sociales, sirviendo así también como centro multifuncional para los residentes locales.
Más allá de lo económico, estos pabellones ofrecen numerosos beneficios intangibles. En una encuesta sobre el impacto comunitario del Centro Internacional de Deportes Darebin en Melbourne, Australia, los residentes mencionan numerosos beneficios de tener acceso al lugar, incluyendo "mayor accesibilidad, exposición, participación y éxito, efecto positivo en su deporte, comunidad deportiva y experiencia deportiva". Sus costos de construcción y mantenimiento relativamente bajos los convierten en una inversión práctica para comunidades con presupuestos limitados, mientras que el efecto positivo en el bienestar de la comunidad se expande mucho más allá de la inversión inicial.
A diferencia de los lugares más grandes y centrados en el espectáculo, los pabellones deportivos de pequeña escala son accesibles y fomentan la actividad física regular entre los miembros de la comunidad. Proporcionan un espacio donde personas de todas las edades pueden participar en deportes y ejercicio, promoviendo estilos de vida más saludables. La proximidad y disponibilidad de estos lugares fomentan una participación más activa en actividades físicas al reducir la barrera de entrada. Además, al proporcionar un espacio para actividades diarias, los centros deportivos pueden convertirse en una plataforma para que las personas asuman roles de responsabilidad y liderazgo dentro de su comunidad.
Los centros deportivos de pequeña escala también brindan importantes oportunidades educativas y fomentan la participación de los jóvenes. Estos lugares pueden albergar programas después de la escuela, clínicas deportivas y talleres educativos, promoviendo el aprendizaje continuo y el desarrollo de habilidades entre los jóvenes. Al ofrecer un entorno seguro y de apoyo, se fomenta su desarrollo positivo y ayudan a prevenir la delincuencia. Proporcionan un espacio donde pueden aprender trabajo en equipo, liderazgo y disciplina a través de actividades deportivas y recreativas.
Una cierta dualidad también está presente en la lógica estructural requerida para construir tales espacios. Por un lado, formas simples rectangulares pueden alojar bien la funcionalidad interior, pero por otro lado, la gran extensión del espacio abierto principal representa una oportunidad para explorar soluciones de construcción más únicas. Las cerchas metálicas son uno de los sistemas más utilizados, pero las tecnologías emergentes que reinventan técnicas vernáculas están comenzando a ganar terreno. Entre ellas, las estructuras de bambú están surgiendo como un sustituto sostenible para las estructuras de madera, concreto y acero para centros deportivos en el sudeste asiático debido a su disponibilidad local, durabilidad y flexibilidad.
Para fortalecer aún más la conexión de la comunidad con el espacio, los recursos locales y la artesanía vernácula pueden integrarse en el diseño de estas instalaciones, preservando el patrimonio cultural del área. A través de todos estos elementos combinados, los centros de deportes tienen la capacidad de reflejar y solidificar la identidad de una comunidad y su sentido de lugar, anclando una amplia variedad de actividades sociales.
Otro aspecto que vale la pena considerar es el papel de los pabellones deportivos de pequeña escala en situaciones de emergencia. Estos espacios versátiles pueden adaptarse rápidamente para servir como refugios o centros de distribución durante desastres naturales u otras crisis, proporcionando un recurso crucial para la resiliencia comunitaria. Su diseño, que prioriza el espacio abierto y la accesibilidad, los hace ideales para tales usos temporales, reforzando su importancia más allá de las actividades diarias.
Por todos sus beneficios combinados, los pabellones deportivos multiusos de pequeña escala son activos invaluables para las comunidades, ofreciendo simplicidad arquitectónica, multifuncionalidad, beneficios para la salud y el bienestar, representación y eficiencia económica, que puede convertirse en un aspecto desafiante de los centros de deportes a mayor escala. Como centros multifuncionales, no solo apoyan actividades diarias, sino que también fortalecen la resiliencia comunitaria y el desarrollo juvenil, mientras reflejan las culturas locales y las tecnologías de construcción.
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